Brócoli (Texto de la cuenta instagram book.demonium). 2/11/2020

Muchas veces vengo a este lugar a perdereme en mis pensamientos. Es tranquilo, cómodo y a estas horas no suele venir nadie. Me tomo mi café, miro el móvil y tomo notas para mis próximos proyectos.
Hoy era diferente. Hoy el universo me ha regalado una fábula sobre el autoengaño.
Un grupo de chicas jóvenes se ha sentado al lado de mi mesa. Parece que llevaban tiempo sin verse, por lo que en los primeros 20-25 minutos se han puesto al día antes de comenzar su particular debate sobre parejas y sexo. Me falta la habilidad muscular para enarcar una sola ceja, así que me he debatido entre dejar ir una expresión facial más notoria o reprimirme.
Nombres de chicos, puntuaciones sobre el físico y en alguna ocasión el tamaño del miembro (Según si es anatómicamente destacable por arriba o por debajo de una medida). Nada nuevo bajo el Sol, la plenitud física y la abundancia son una combinación mortal. Me faltan dedos en la mano para tantos nombres y me sobran para contarlas a ellas.
Pero la historia más extraña está por llegar. La que me deja totalmente en el compromiso de contener la risa. Atentos:
Llegó el día en que la srta. X se puso romántica con un mancebo al que le había echado el ojo y aceptó la propuesta de él para ir a su casa. Por supuesto, él nunca supo que la idea no era suya, nunca tuvo opción. Era un cordero en el matadero de su propia cama. Ella, claro está, lo sedujo. Hubiera dado igual que él no supiera nada, con ella a su lado todo saldría por instinto. Maravilloso. En este punto toda la mesa callada y asintiendo.
Y entonces él desapareció un momento. Rompiendo el ritmo. Bulle la mesa ahora con la sorpresa. Se interrogan.
Aparece de nuevo con un plato de brócoli que tenía hecho y su más preciado elemento de la anatomía enterrado en él. Perplejidad. Ella duda ¿Qué diablos está haciendo?
En este momento yo  también estoy muy atento, ya no trato de ocultar mi interés. Hasta me miro con alguna de las chicas estupefacto. Y entonces llega la frase que aquí pondré con otras palabras. Dijo él:"te propongo una felación con brócoli". En ese punto mis gestos indisimulados pasan desapercibidos. Todas las chicas en cascada abordan a la narradora con preguntas y opiniones. Están muy alteradas.
La pregunta es obvia. La respuesta da para este texto y más. Sí, aceptó la invitación con brócoli. Pero lo hizo con dignidad. Acaba añadiendo: "lo hice porque mira, ya no vuelvo a quedar más con él". Todas hablan de control de la situación, de que ella manda y él se lo pierde. Urdió un plan y el chico no era para tanto, pasamos al siguiente. Empoderamiento y libertad.

Epílogo. El señor Y cierra la puerta después de que se vaya. No le cuesta encontrar mujeres, lo que le sorprende es hasta dónde pueden llegar. No la llamará otra vez... O tal vez sí. Su mente perversa quiere romper los límites. Romperlo todo. Se pone a jugar con la consola. Mañana se lo contará a sus colegas. El mundo se arruina, pero en su lecho de muerte recordará con cariño la felación con brócoli.

 

Freakdemonium (Book.demonium) como alias del autor 2/11/2020