Masters of The Universe podría representar el peor fracaso de un autoproclamado Fanboy.
Llevo un poco de retraso en los artículos, así que toca tener un poco de paciencia y orden en las próximas semanas.
Voy a reiniciar la actividad con “Masters of the Universe: Revelations”’. Y quiero remarcar el título porque es muy clave y parte de una estrategia de manipulación de marketing con la que muchísima gente, incluido yo, ha picado.
Primero voy a visitar mis recuerdos de la serie original. Yo era muy pequeño para tener un mínimo de criterio, así que, siendo honesto, voy a decir lo que me gustaba y me fascinaba. Para mí en un primer plano muy por encima de cualquier otra cosa estaban He-man y su tigre en forma de batalla, Battlecat. Estaba el castillo de Grayskull, que era como la joya de la corona en juguetes de la época. Luego había algunos personajes destacables como ManatArms, Skeletor, Evilyn o la Hechicera. Y en un tercer plano estaban todos los demás, muy trabajados, para llamar la atención y ser vendidos. En aquellos momentos yo era desde luego el público objetivo de aquella campaña comercial hecha con dibujos animados.
Podéis observar el superventas de Teela entre los muñecos del poster
De los momentos más épicos de entonces y de ahora, qué recuerdo: la transformación de He-man. Con todo el sonido de los 80, me parecía una intro potente. Obviamente, con el tiempo, y al volver a ver los dibujos, entiendo por qué al crecer dejé de hacerles caso. Es ahora, con este nivel de frikismo que me circula por las venas, que me he vuelto a ver algún capítulo (pero sobre todo memes y videos parodia).
Y diréis “¿por qué Freakdemonium se ha puesto en plan abuelo a contar sus batallitas?”: Porque me parece importante destacar lo que los niños de mi entorno y yo mismo valorábamos de la serie para entender el fraude que ha representado la versión de Kevin Smith. Para mí y muchos como yo, ha sido lo más parecido a vender el reboot de batman y luego descubrir que Batman no sale, apenas lo hace Robin en un segundo plano, y que serán batgirl y su amiga que nadie conoce las que van a protagonizar la serie. Así te quedas.
¿Solo nos engañó el subconsciente?
Pero lo peor ha sido la brutal campaña de marketing en la que se han servido de He-man y Skeletor (Batman y el Joker en mi alegoría) para crear un buen gancho y darle impulso a la serie. Cualquiera puede ver los trailers (¡Wow! Un Heman contra Skeletor versión moderna) y los posters, con la figura central siempre ocupada por Heman. Y no solo eso, si no que ante los rumores de que Heman iba a ser apartado y substituido por una mujer, Kevin Smith salió a desmentirlos y dijo que eran una locura.
Os dije que os quedarais con el título de esta nueva serie, porque en realidad nos manipularon, que no es exactamente mentir desde el punto de vista de Netflix. El título original era “He-man and the Masters of the Universe”, el título actual es solo “Masters of The Universe”. Lo único que tuvieron que hacer para crearnos la ilusión fue omitir que lo poco que se vería del protagonista de la antigua serie estaba casi todo en el trailer.
Llegados a este punto, los spoilers grandes. *SPOILERS*A PARTIR DE AQUÍ DETALLES*
Ahora vamos a repasar la serie en sí, y la gran cagada profesional de Kevin Smith, un director que ha basado gran parte de su carrera en caerle bien a los fans de las grandes franquicias gracias a introducir muchas veces comentarios y referencias para ellos en sus películas. También se ha reído de ellos en las mismas, sobre todo de esos fans tan exagerados que a veces existen, pero casi siempre se ha interpretado de un modo cariñoso y como una parodia. O en EEUU el lavado de cerebro es tan brutal que Kevin ha cambiado a la antítesis de lo que era, o realmente nunca el hecho de bromear fue algo cariñoso. Puede que realmente se estuviera riendo en las caras de los fans y que, ebrio de éxito, haya gastado la última gran broma. Puedo decir que si no lo ha arreglado todo en la segunda fase de la temporada es posible que no pise una Comicon en su vida. Nunca más. Más le vale que realmente acierte con eso de que cambiar las cosas tan bruscamente le traerá más seguidores. De momento tanto Netflix como él están apagando fuegos.
A lo dicho, además de encontrarnos un Adam menos musculoso y heroico (mi recuerdo es que Adam resultaba ser un príncipe con una espada del poder, no un inútil completo que era el campeón por arte de magia), nos encontramos una Teela más protagonista. Desde el principio Teela se siente estafada porque Adam no le ha contado su secreto, que tampoco sabe su padre que es el rey por cierto (Deal with it!), y abandona el palacio de Eternia para llevar su vida solitaria. Bueno, de solitaria nada, se busca una compañera de juegos (y se llega a sugerir muy fuerte que juegan a muchas cosas) y se dedica a cazar recompensas en una Eternia sin magia (sí, nos hemos enterado de que su pareja es ingeniera y construye aparatos muy guays en un mundo sin magia). Para más inri, considera que se lleva la peor parte porque Adam murió combatiendo y ella sobrevivió (cosa que por cierto le echará en cara porque al morir literalmente “no podía gritarle” -sigh*-).
Este comienzo es de las substituciones más bruscas y engañosas que se han hecho en mucho tiempo. Ya habíamos hablado del Kal el negro, pero sabemos desde mucho antes de que se estrene la película que JJ Abrams piensa en hacer experimentos. También estamos viendo la inversión millonaria (no necesariamente no recuperable) que está haciendo Disney en la nueva fase de Marvel para que su nuevo equipo de Vengadores, casi todo formado por mujeres, nos entre suave. Con una cadena de series con la que se estarán forrando veremos pasar al Capi a Afroamericano, a Hawkeye a ser substituido por su hija, la armadura de Iron Man la llevará una chica, Hulk será She-Hulk, sabemos que Thor le dará el martillo a Jane y ¿Qué Loki nos quedará? ¿Y Shuri será Black Panther? Porque la viuda seguirá siendo mujer y Wanda Maximoff es intocable. Pero todo se ha hecho con mucha mano izquierda.
El caso de Kevin Smith y Netflix es brutal por todo lo contrario. Substitución sin avisar. Vas a ver a He-man y te comes cinco capítulos de Teela con sus colegas haciendo cosas y la única mujer que resulta salvarse de la quema es Evelynn, que ya se salvaba en los 80. La historia, quitando la ira que me produce, no es ni mala ni buena. Al final son dibujos animados con sus clichés. El problema es que han añadido un clima, como ya ocurriera en Star Wars, en el que casi se demoniza al antiguo protagonista por héroe anticuado que guarda secretos, y luego se le ridiculiza. La parte en la que están en el paraíso de Eternia es toda una explicación de lo que querían hacer. “Mosquiman” le llaman, porque se ha quedado pequeñito mientras que los demás campeones que viven en el paraíso son hombres fornidos (por cierto, Kevin, ninguna mujer entre todos los campeones muertos… para mí ese era tu momento clave para hacer apología y lo desaprovechaste). Un despropósito vaya.
En la aventura participan Orko, un robot, Teela, su amiga y Evelynn, y, a veces, aparece Manatarms o Beastman. O sea, que nadie pueda hacer sombra a Teela es el objetivo. Para esto, hubiera preferido una serie de Evelynn recorriendo el camino del Antihéroe (con previo aviso) y la hubiera visto igual, pero con otros ojos.
En fin, a día de hoy, y faltando la segunda parte por estrenar, puedo decir que no voy a verla. O el siguiente set de capítulos convence a los frikis más despiadados, o yo no vuelvo a perder mi tiempo en este tipo de mamonadas. Y ojo, porque por lo que he visto a los niños, que deberían ser el público objetivo, tampoco les convence. Veremos si Mattel se pone las botas vendiendo o se comen una m*****. De momento el Funko no va a entrar en casa, no puedo premiarlos.