Y nos vemos aquí para la tercera entrega de la autobiográfica historia de Henry Chinaski, alter ego de Charles Bukowski, aunque el libro fue publicado en 1971 este se ubicaría cronológicamente detrás de la Senda del Perdedor y Factotum. Sin embargo, esta fue la primera novela que publicó tras dejar la Oficina de Correos con la célebre frase: “tengo dos opciones, quedarme en la oficina de correos y volverme loco… o marcharme y morirme de hambre. Elijo morirme de hambre”. Tenía 49 años casi, y poco más tarde acabó esta, su primera novela publicada.

En esta novela, Hank Chinaski recorre un camino de 12 años en el oficio de Cartero del Servicio Postal estadounidense, una institución en ese país. Todo empieza como un malentendido, ya que Chinaski cree que será un oficio sencillo y en el que además podrá desfogar sus ansias sexuales. Chinaski no conocía el interior de una organización como el Servicio Postal.

En sus primeros años desarrollaba un trabajo de reserva, imprescindible periodo para ser cartero regular, en el que es sometido junto con sus compañeros a todo tipo de vejaciones y misiones imposibles. Los carteros regulares se borran cuando hace mucho calor, o llueve, o están realmente enfermos, o cosas similares y por ello se requiere de este servicio de extras. Esta primera fase logrará superarla tras tres años de constante rebeldía que suele pagar con los trabajos más duros y agotadores. Ahí está Chinaski, el perdedor que sabía que no iba a encajar tratando de hacerlo mientras lo acompaña con sus aficiones más conocidas: bebida, mujeres y apuestas. Sobre todo, lo primero.

Tras el periodo de cartero reserva, Chinaski consigue ser regular, por supuesto, de una de las zonas más duras y extensas de L.A. Seis meses más tarde decide dimitir para dedicarse a sus pasiones. Está en la cúspide de su vida soñada, con una racha ganadora en las apuestas y con una chica que ha conseguido el trabajo y bebiendo como si no hubiera un mañana. Y entonces ella le abandona porque no quiere mantenerle.

Conocerá a la ninfómana y rica Joyce, con quien se casará y vivirá un tiempo trabajando de mozo de almacén para conseguir la confianza de su rica familia, y que le llevará a solicitar el reingreso en el Servicio Postal. Todo ello para que finalmente Joyce lo deje para irse con un compañero de trabajo. Su reencuentro con su anterior pareja solo se produce para verla morir.

Sigue conociendo mujeres, jugando y bebiendo, hasta que un día simplemente se harta y decide dejarlo para ser escritor. Habían pasado casi 12 años.

Novela que una vez más contiene otro periodo histórico retratado a través de sus experiencias, y que es necesaria para seguir la historia de Henry Chinaski.