Pocas veces una película compite con el libro en la que se basó tan bien como lo ha hecho esta. En cierta manera, para regocijo del autor, el culto que se ha generado a partir de la película ha superado con creces cualquier expectativa que el tuviera en su momento. Tras ser rechazado por hacer una historia demasiado perturbadora, Chuck Palahniuk trabajó en esta novela con intención de provocar un rechazo mucho mayor en su editor. Tres años después de su publicación, en 1999, Edward Norton y Brad Pitt daban vida al protagonista en el lapso de la crisis que le llevaría a querer destruir el sistema social americano.

Dirigida por David Fincher la historia es de sobras conocida, pero dejad al menos que haga un par de pinceladas. El narrador (Edward Norton) es un hombre en crisis que sufre insomnio y se plantea su vida desde los mismísimos cimientos. Comenzará a tener contacto con Tyler Durden (Brad Pitt) y a frecuentar grupos de apoyo donde conocerá a Marla Singer (Helena Bonham Carter), con la que se desarrollará un turbio triángulo amoroso. Cansados de buscar el sentido de la vida, empezarán a fundar clubs de la lucha, espacios donde se permiten peleas clandestinas bajo siete estrictas reglas. Lo importante de esos clubs es que allí todos los hombres son iguales, no hay oficios, clases ni nada. Este elemento de crítica social contra la estructura de clases y el consumismo va a estar presente durante toda la película.