El otro libro más popular de Kafka. Este libro es un imprescindible porque a mi juicio es atemporal y cuestiona de lleno una de las facetas más peligrosas de cualquier aparato judicial: la pérdida del espíritu de las leyes y del más absoluto borreguismo funcionarial.
Josef K. es un día arrestado en su casa por una causa que desconoce y sobre la que no puede ni preguntar. Este es el principio de su particular calvario en el que, un joven intentando llegar al cénit de su vida profesional, se ve arrastrado a un costoso caso del cual nunca llega a saber ni siquiera de qué se le acusa.
Como es natural, Josef comienza creyendo que tiene derechos, que existen leyes, que todo tendrá solución porque él no es culpable de nada… comienza sin comprender que el espíritu de la ley puede perderse en la inmensidad de los muchos pasillos y burocracia en los que un proceso judicial avanza. A medida que transcurra el libro, el protagonista irá perdiendo la fe, su ímpetu en el trabajo, su energía vital, consumiéndose intentando entender primero porqué se ve inmerso en esa situación y luego cómo puede salir de ella. Y en el devenir de los actos, descubre todo un submundo alejado de toda justicia, subyugado a procedimientos que terminan por no tener ni siquiera sentido, por la codicia y el egoísmo personal, y por el desdén de los funcionarios hacia su propio trabajo y hacia las personas para las que trabajan.
Josef nunca llega a conocer bien quien es el tribunal, aunque su proceso hace tiempo que ya ha comenzado. Nunca llega a ser encarcelado, aunque su propia vida se convierte en una prisión debido a que todos sus posibles futuros pasan ahora por un desenlace favorable de esta causa. Cómo pierde uno su juventud y energía cuando pierde la esperanza y cuando no puede avanzar en ningún aspecto de su vida porque está pendiente de concluir algo que no comprende, no puede anticipar y ni siquiera ya tiene la sensación de que se rija por nada parecido a la ética y a la moral.
El sistema es una máquina que pasa por encima del ciudadano haciendo daño sin ni siquiera sentir como se rompen las personas a sus pies y para entonces el veredicto pierde ya todo sentido pues no queda mucho que salvar de lo que una vez fue. El sistema, compuesto por otros ciudadanos como él, pagado por ciudadanos como él, llega a depender de la buena voluntad de los individuos que lo integran para que el calvario sea más llevadero. Esto es especialmente brutal cuando se comprende en el capítulo del “Abogado”, cuando Josef constata que hasta la relación con quien te defiende está tremendamente pervertido, que es otro engranaje del rodillo del sistema y jamás una garantía para acercarte a la justicia.
Se cuenta un relato en el libro, definición de la “pesadilla kafkiana”, que se llama “Ante la ley”. Un hombre pierde toda su vida esperando ante una puerta de la Ley, pero un Guardián se lo impide diciéndole que no puede pasar en ese momento. El guardián acepta todos los sobornos que le da el hombre, pero para que vea que “no ha omitido ningún esfuerzo”. A punto de morir, después de años esperando, el hombre le pregunta al Guardián porque nadie se ha acercado a esa puerta en tantos años. "Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla."
Este es otro libro recomendable. De hecho, creo que no pocas personas entenderán hoy en día de qué trata y lo podrán relacionar con acontecimientos de la vida diaria. La justica sin sentido, la burocracia sin motivo, la amenaza para el ciudadano, hecha por y para el ciudadano, pero totalmente alienígena para el ciudadano.
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