¿Mala? Sí, pero entrañable. En 1989, un joven Dolph Lundgren, que había aparecido haciendo de malote en 1985 en Rocky IV, se metía en el personaje de The Punisher de la mano del director Mark Goldblatt.
Hay que entender que aquella no era ni de lejos la época dorada de Marvel en el cine o en la televisión. Si nos llegan a contar entonces lo que ocurriría y habría ocurrido a día de hoy no nos hubiera cabido en la cabeza. Pero hay que decir que las apuestas tienen un gran mérito y que, como se suele decir, de aquellas aguas estos lodos. Se nota que es ochentera porque en este caso los enemigos no son solo sicilianos si no la amenaza de la Yakuza, muy presente en el cine de la época, que estaba viviendo una apertura comercial y tecnológica a Japón.
La película es algo mediocre, no hay que engañarse, y por eso la pongo en esta categoría. Pero cuando uno vive un idilio con los comics y se le ofrece este vaso de agua en un desierto, saborea cada gota.
Dicho todo esto, vamos a por faena. Frank Castle sigue siendo un expolicía y exmarine que ha perdido la cabeza por el asesinato de su familia. En la película se le responsabiliza de 125 asesinatos (número que a pesar de que no varían durante los diálogos no para de aumentar en la hora y veinte que dura el film). Mientras descabeza a la mafia italiana dominante, el vacío de poder atrae la entrada de la Yakuza. Pero los japoneses, de la mano de la jefe Tanaka (a la que Ma Gnucci me recuerda), empiezan la guerra sucia secuestrando a los hijos de los mafiosos para someterlos. Frank se tiene que interponer para salvar sus vidas inocentes y dejar claro que instalarse en la ciudad tiene un tremendo precio.
El punisher usa todo tipo de armas y a mí particularmente me encanta el detalle de la escena del principio con la cuerda para ahorcar silenciosamente a uno de los matones mafiosos. El problema es que con Dolph todas las armas parecen de juguete, y aunque es un cinturón negro de karate (ni más ni menos que Kyokushin), las escenas de lucha cuerpo a cuerpo de la película son muy austeras y me parecen poco realistas. Nada que objetar, era la época.
Os diría que los muy fans la tenéis que ver. Hay experiencias por las que hay que pasar por rendir culto. A los demás, a vuestro libre albedrío, si no os emociona el punisher no os perdéis nada.
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