Lo primero que hay que decir de esta novela es que tuvo no pocos problemas para ser editada. En el momento en que Orwell quería publicarla, Europa estaba aliada con la Unión Soviética, por lo que había una fuerte corriente pro-rusa que dificultaba la difusión de elementos críticos con el régimen de Stalin. Finalmente se publicó en 1945 pero hasta bien entrada la primera fase de la Guerra Fría no llegó al gran público.

Rebelión en la granja es ante todo una sátira y una denuncia al régimen soviético y a la corrupción del espíritu de la revolución rusa a ojos del autor. En la novela, los animales expulsan a los granjeros y se constituyen en un territorio independiente gobernado por animales con leyes y costumbres distintas de las de las granjas adyacentes (regentadas por los granjeros humanos habituales). Se pueden intuir fácilmente los homólogos animales de Stalin, Trotski, El Zar Nicolás, y Marx (en su papel de viejo cerdo que teoriza sobre el dominio de los granjeros) en su cruzada por la revolución y su posterior lucha de poder.

Pero la parte más crítica del libro se encuentra una vez que se ha producido el asalto a los medios de producción, cuando Napoleón (Stalin), toma el control e instaura su régimen totalitario expulsando a Snowball (Trotski). Una vez más, Orwell se ocupará de resaltar las características propias de una dictadura de este calado: el control de la información y la educación, la formación de una casta dirigente y el control mediante la fuerza de la población. Finalmente, y este es el mensaje, los animales no podrán distinguir entre los antiguos granjeros y los nuevos amos.

Es una novela corta que vale la pena leer. Recomendable.