Clásico de Aldous Huxley y su novela más famosa. Publicada en 1932 (con el título en inglés Brave New World), es una distopía que se centra sobre todo en el futuro de la eugenesia y el control de la población. El propio Husxley daba por hecho que habría grandes avances tecnológicos (aunque en su tiempo pensara en energía nuclear), pero que los cambios realmente rompedores vendrían por el progreso de la manipulación psicológica y biológica.
En algún punto del pasado, tras una serie de catastróficas guerras, la humanidad se reorganizó con la vista puesta en mantener a la población pacificada y artificialmente feliz. Así, la humanidad se cultiva por castas, sin padres ni madres, debidamente condicionadas y educadas desde la concepción para adaptarse a su papel en la sociedad. Es especialmente cruel el proceso Bokanovsky, por el que se tratan los óvulos para producir camadas de hasta casi un centenar de gemelos para trabajar al coste de que tengan ciertas disfunciones y sean disminuídos psíquicamente. Pero en la novela, un hombre que vive todo el día encerrado en un ascensor apretando botones para sus superiores, no solo es feliz, si no que está condicionado para no serlo en espacios abiertos.
Suena terrorífico y a la vez utópico. La consecuencia directa es que no hay una libertad real de elección, no existe la ilusión de ello y, lo que es peor, ni siquiera se formula la pregunta entre la población de ese mundo distópico. Como consecuencia no hay conflictos, la enfermedad está erradicada y la juventud hasta los 65 años garantizada. De lo que se prescinde es el alma y de la esperanza. La gente sencillamente es amoral y no espera nada que no le ocurra en el presente.
Es uno de esos libros imprescindibles y atemporales que hay que tener en la estantería. Cada generación que lo lea va a encontrar cada vez más paralelismos con su mundo actual. Muy recomendable.
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