Akira es la película imprescindible. Nunca se ha vuelto a proponer un proyecto similar para el anime. Akira destroza lo habitual para la época y prácticamente todo lo que haya décadas después. Las escenas son tremendamente detalladas, con movimientos fluidos (prácticamente sin imágenes estáticas para ahorrar costes de animación) y con la producción y el dibujo adaptados a los diálogos. En su momento costó tal cantidad de dinero que se tuvieron que unir varias empresas del mundo del entretenimiento para poder lograrla. Y ahí queda: para la posteridad. Akira es al anime lo que la competición para ir a la Luna a los programas espaciales: será difícil que vuelva a ocurrir sin un buen motivo.

A lo largo de los años ha logrado su reconocimiento como película de culto y ha generado una provechosa franquicia con una gran cantidad de fans (y merchandising de todo tipo). Por supuesto, antes de entrar en materia, hay que recordar que la película procede del Manga de Katsuhiro Otomo, con el mismo nombre, pero se estrenó dos años antes de que la historia en papel llegara a su fin, por lo que tuvo que ir por su cuenta y hacer un final para la película. El manga, por supuesto, también es muy recomendable.

La ambientación se sitúa en un Neo-Tokyo cyberpunk en 2019, 21 años después de que Akira causara la destrucción de Tokyo y provocara la Tercera Guerra Mundial. Las bandas de motoristas se enfrentan en las calles, los Capsules (grupo al que pertenecen los protagonistas) se enfrentan a los Clowns. En este punto tengo que decir que es una lástima no haber visto más del Payaso, que sí que se ve en los comics, y que aquí es un casual artista invitado.

Es en uno de estos enfrentamientos en los que empezará la trama, causando que uno de los miembros de la banda protagonista tenga que ser hospitalizado tras un encuentro con un niño de características muy especiales. Tetsuo, tras el encuentro con este niño con cara de viejo, empieza a desarrollar poderes psíquicos parecidos a los de Akira y es secuestrado por el gobierno. El niño especial en cuestión había sido liberado de un laboratorio por un grupo disidente en el que se encuentra otra de las protagonistas Kei, quien también tendrá potencial para desarrollar poderes psíquicos. Kaneda, el protagonista de la película y amigo íntimo de Tetsuo iniciará su búsqueda para dar con él, pero para cuando lo encuentre Tetsuo ya estará fuera de control.

A partir de aquí la trama se centrará en la incapacidad de Tetsuo para controlar sus poderes y llevarlo a una situación muy inestable no sin antes pasar por el camino de la ascensión a ser casi un dios. Tetsuo buscará instintivamente a Akira para resolver sus propios misterios mientras Kaneda tratará de detenerlo por considerarlo su responsabilidad.

No vamos a destripar más. Hay escenas que marcan en esta película más que en películas reales con efectos especiales. La moto de Kaneda es icónica, dan ganas de ir corriendo a montarse en una. Y la forma en la que los poderes se expresan con esos charcos de sangre… en fin, que me encantó y por eso está en la sección de pelis buenas que hay que ver.

Totalmente recomendable.