Es con este tercer libro con el que Fran Herbert completa el mensaje de cómo funciona el gobierno de la Divinidad y el conflicto entre el estancamiento y el dinamismo natural del universo.
Paul Atreides desapareció presumiblemente muerto hace doce años, pero es justo ahora, mientras su hermana Alia ostenta la regencia en espera de que los gemelos (los hijos que Paul tuvo en el Mesías de Dune) asuman el trono, cuando un hombre que se hace llamar Predicador ha llegado a la capital y amenaza con sus discursos la estabilidad de su religión y su autoridad.
Entretanto, Alia se enfrenta a sus propios demonios como no-nata presciente con acceso a la memoria genética de tantos antepasados. La Abominación, el terror que la Bene Gesserit tanto teme, se está materializando en le regencia imperial y torciendo todo aquello que el Mesías dejó en pie. ¿Es posible que sea esto lo que ha atraído a la Dama Jessica, la reverenda madre de los Fremen de regreso desde Caladan? Qué planea con respecto a su hija sera otra de las intrincadas tramas de la novela.
Y eso no es todo. Durante todos estos años, los Fremen han suavizado su carácter, se han vuelto débiles y también han debilitado la ecología del planeta mediante la ejecución de los planes de Paul y anteriormente de Kines. Esto no ha hecho más que aumentar la disensión entre sus filas, provocando que existan diversas facciones operando entre los Fremen. Los que son fanáticamente religiosos y leales a Alia, los que se ocultan en las sombres mientras dirigen una revolución y los Fremen tradicionales, que finalmente se han de ver atrapados entre ambas facciones.

Con este escenario de debilidad, es de esperar que el descendiente de la Casa Corrino (que ostentaba anteriormente la titularidad del trono del Emperador) se vea involucrado en un plan para asesinar a los gemelos Atreides y hacerse con el gobierno de Arrakis. No obstante, entre toda esta marea de peligros, los gemelos, con cuerpo de niño y alma de anciano, tienen sus propios planes.
Una novela más que recomendable, pues cierra el capítulo del Mesías e inicia el de la Divinidad. Una historia excelente que debe tenerse en la estantería.