Otro gran crossover para tener muy en cuenta fue el Cisma de la Patrulla X. En primer lugar, contiene uno de esos enfrentamientos que todos queremos ver (y que yo personalmente casi pude saborear en la Era de Apocalipsis, con el morbo de un Cíclope tuerto y un Arma X manco).

Cíclope se ha vuelto despiadado después de vivir el ocaso de los mutantes (apenas quedan 198 en toda la tierra) y ha luchado por proteger la esperanza con Hope Summers (la primera mutante nacida tras el genocidio causado por Wanda). Al contrario que él, Logan no quiere ver mezclados a los niños mutantes en otra cosa que no sea ser niños. Es un momento delicado en el que estos personajes comienzan a expresar caminos muy divergentes. Recluidos en la isla de Utopía, intentan mostrarse al mundo como una comunidad fuerte y capaz de autogobernarse, pero serán todos manipulados por una joven mente, heredera del Club del Fuego Infernal.

Este comic tiene sobre todo por objeto evidenciar las dos líneas de pensamiento de los X-men: la de Logan, tratando de recuperar el espíritu de la escuela de Charles Xavier, y la de Cíclope, que cada vez se acerca más a la forma de pensar del antiguo Magneto. El final de este crossover nos mostrará las consecuencias de esta división, con Logan refundando la escuela como “escuela Jean Grey” y llevándose consigo a una parte de los mutantes.

Desde luego para nada es un comic a despreciar, aunque está un poco flojo en el tema de la manipulación y el villano, pero está claro que el objetivo se resume en esta frase: Lobezno y Cíclope están enfrentados y los mutantes se dividen en un momento de gran debilidad.

Por lo demás, sí es recomendable tenerlo en la colección. Tranquilos, nadie queda manco ni tuerto.